“Operación Albania. La matanza de Corpus Christi”
Caminaron silenciosos hasta el Block 33 de la Villa Olímpica, con paso firme subieron la escala hasta el #213. Refugiado en el baño del segundo piso, el “frentista” capeaba el gas lacrimógeno que ingresó raudo al reventar la bomba en el primer piso. Los agentes de la CNI provistos de máscaras subieron mandatados a asesinar al experimentado combatiente del Frente Patriótico Manuel Rodríguez. Agachado prácticamente sin respirar, Julio Guerra sabía que vendría el fin. Un tiro y al suelo, un segundo agente le propinó otro disparo para rematarlo. Con placer y alevosía los asesinos dispararon una y otra vez sobre su cuerpo luego de haberlo arrastrado escaleras abajo, ni siquiera sus ojos se salvaron, también fueron blancos de las balas.
Misión cumplida. Los asesinos Fernando Burgos e Iván Cifuentes habían eliminado al fusilero del atentando a “Pinochet”, la madrugada del 16 de junio de 1987, en el marco de la “Operación Albania.”
La matanza de Corpus Christi comienza la mañana del 15 de junio dando muerte en plena calle y sin previo aviso a Recaredo Ignacio Valenzuela Pohorecky, agentes de la CNI lo esperaron escondido sigilosamente en calle Alhue, a metros de la casa de su madre.
Más tarde en San Joaquín, a eso de las 18:30 horas, Patricio Acosta Castro fue asesinado de un disparo en la cabeza, antes de morir sufrió un traumatismo cráneo encefálico y raquimedular.
Llegada la media noche la muerte se trasladó muy cerca de la anterior víctima. Agentes de la CNI habían rodeado la casa donde funcionaba una escuela de guerrillas del FPMR, los agentes que aguardaban en casas del sector esperaron el momento preciso para continuar la matanza. Echaron un portón abajo e ingresaron disparando en todos los sentidos, los que estaban en la parte posterior del inmueble, lograron arrancar, pero siendo la mayoría de ellos detenidos en las inmediaciones, eran los alumnos de la guerrilla, muchos desaparecieron. Por los techos intentó huir Juan Henríquez Araya, a los pocos metros cayó muerto por las balas que le perseguían. Wilson Henríquez Gallegos estaba herido y se refugiaba 2 casas más allá desde donde salían los estruendosos disparos. Los agentes con la sangre ardiendo en ira ingresaron ensañados a darle muerte, fue golpeado, ejecutado y arrastrado hasta la calle. El registro de su muerte que se detalló en el informe posterior concluyó que su cuerpo recibió 21 balazos.
En Conchalí, la muerte dejo una profunda huella en la historia y la memoria. El piso de la casa de calle Pedro Donoso se tiño de la roja sangre de las víctimas asesinadas. La matanza fue, cruel y masiva. La CNI le dio muerte a;
“Esther Cabrera; Elizabeth Escobar; Patricia Quiroz; Ricardo Rivera; Ricardo Silva; Manuel Valencia y a José Joaquín Valenzuela.”
Dijeron que fueron enfrentamientos, pero las balas no mienten, los amarraron y de rodillas los asesinaron a tiros. La CNI jamás reveló los antecedentes ni los nombres de los agentes de esta operación, tampoco fueron entregadas las armas y las pruebas que pudieran establecer las responsabilidades.
Las violaciones a los derechos humanos existió, existe actualmente y seguirá existiendo a manos de aquellos que usufructúan del poder de las armas y del poder político. Indolentes, desmemoriados por conveniencia, negacionistas y que, además, protegen la identidad de los asesinos. Sin embargo, la memoria vivirá en cada rincón de nuestras mentes y corazones, porque no hay olvido ni perdón, porque no existe la forma de volver a vivir la risa de nuestras mujeres, la pasión de sus luchas y de volver a abrazar los brazos revolucionarios de quienes lucharon por encarar la tiranía fascista de Augusto Pinochet.
Publicación original del texto en Revista De Frente por su autor, Gabriel Cardozo. http://revistadefrente.cl/operacion-albania-la-matanza-de-corpus-christi/