Eduardo y Rafael, los hijos revolucionarios de la Villa Francia

#Señal3LaVictoria

Eran tiempos de represión con bastantes similitudes con los que se viven en el Chile de hoy. La lucha revolucionaria de Rafael y Eduardo se forjó en una familia humilde, la Villa Francia, de composición predominantemente obrera albergaba la lucha de clases desde su seno.

Ambos hermanos habían sido catalogados como agitadores, Eduardo en sus tiempos de dirigente del Pedagógico (1983) fue expulsado de la Universidad por haber izado la bandera hasta la mitad en memoria a los asesinados del día anterior en una protesta nacional.

Rafael estudió hasta tercero medio y fue expulsado del Liceo de Aplicación, le acusaron de ser agitador de la protesta al interior del Liceo. El régimen dictatorial tomaba las decisiones y las dirigencias estudiantiles y agitadores eran estudiados por la inteligencia de las FFAA al igual que todo militante de las mismas características. Rafael luego de ser expulsado prefirió una vida fuera de escena y desde ahí se preparó para luchar contra el asesino régimen de Pinochet, posteriormente ambos y su hermana ingresaron al MIR por representar la vía correcta para enfrentar a la dictadura.

Ese 29 de marzo del ’85, ambos hermanos iban junto a otros militantes del MIR a obtener dineros para sostener la lucha, se hacían necesarios los recursos y los asesinos tenían de sobra. Camino a la panadería fueron interceptados, Eduardo corrió agitadamente por el callejón hasta que un cobarde balazo por la espalda lo hizo caer, el segundo tiro le dio en un muslo, a Rafael le dieron en la cabeza, Jorge Marín, uno de los carabineros de la patrulla, reconoció haber rematado de un segundo tiro en la nuca a Rafael.       

La dictadura de esos días era más asesina que nunca, se mataba a luz y sombra, Carabineros y las policías secretas del régimen, sembraron la sangre en todo terreno donde hubo una mentalidad contraria.

Las condiciones sanitarias del país no nos permiten la total libertad de acción por la presencia del COVID-19, es deber de cada uno ejercer responsablemente su propio accionar frente a la contingencia, sin embargo, el tiempo de hoy también sigue siendo un tiempo de lucha, desde los diferentes lugares y perfiles podemos aportar, conviértase en un agente informador, establecer mayor comunicación con las personas que componían sus asambleas territoriales, es un buen tiempo para replantearse los hábitos de consumo, si pareciera ser que hasta la cacerola se nos olvidó, tóquele…

La necesidad de sostener la movilización es también un deber histórico con aquellos que lucharon y cayeron, con aquellos que perdieron sus ojos hace no mas de más de 5 meses, con los que fueron asesinados y asesinadas por defendernos con voz y acción durante estos 47 años.

La memoria y la historia nos llama a ser leales, consecuentes y responsables, tres valores que están inscritos en nuestro íntimo chilenismo, sea cual sea el camino que cada uno elijamos, que la luz sea quienes dieron hasta su vida por hacer de tu Chile, uno más justo, digno y libre.    

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