Chilenos en Europa: cuando la solidaridad se hace costumbre (parte I)

Entrevista a la Red europea de chilenos por los derechos cívicos y políticos.

El mundo ha sido testigo de cómo las comunidades chilenas se han convocado para manifestar su apoyo a las protestas en Chile. Reuniéndose en diversas ciudades, especialmente europeas, donde se concentran la mayor cantidad de convocatorias. Cientos de chilenas y chilenos residentes en el exterior salen a las calles para denunciar,  a la comunidad internacional, el actuar represivo del gobierno de Sebastián Piñera. Quien a dos semanas de sostener que nuestro país era un oasis de estabilidad democrática, declarara estado de excepción constitucional desplegando a los militares para contener el estallido.

Según el último informe del Ministerio de relaciones exteriores (2016) se estima que a la fecha hay más de un millón de chilenos viviendo fuera del país, la  mayoría de estos radicados en América Latina, Europa y Norteamérica. Entre las causas de esto se encuentra el exilio y la migración forzosa – la dictadura militar sigue representando el periodo de mayor éxodo en Chile. Por otra parte, la búsqueda de mejores condiciones de vida empuja a nuestros compatriotas a la migración económica. En ese sentido, las razones de la migración chilena no se diferencia de las tendencias de los demás pueblos latinoamericanos.

La solidaridad de la comunidad chilena en el exterior tiene raíces profundas en la historia. Décadas atrás, el exilio sostuvo una gesta monumental de lucha contra la dictadura, hundiendo la huella profunda de su paso en la arena internacional. Denunció las atrocidades del régimen de Pinochet y acogió a los perseguidos, defendió la epopeya del proyecto de la Unidad Popular – la figura de Salvador Allende hoy se alza como símbolo de la lucha por la democracia y los derechos sociales en el mundo. Difundió la cultura y el arte chileno y latinoamericano, movilizando conciencias y voluntades a nivel planetario. Organizaciones sociales, gobiernos y organismos internacionales hicieron suya la lucha de nuestro pueblo. El exilio chileno no dejó intacto el mundo al que fue arrojado. Hoy se encuentra con nuevas generaciones, uniéndose al calor de la solidaridad con las luchas actuales de nuestro pueblo.

Cómo Señal 3 La Victoria nos hemos puesto en contacto con  Patricia León (Coordinadora)  y Víctor Sáez (Relaciones Públicas) de  La red europea de chilenos por los derechos cívicos y políticos. En conversación hemos ahondado acerca de cómo ha impactado el “estallido social” en la comunidad chilena en Europa, cuáles son sus luchas y demandas, qué expectativas y desafíos les impone el proceso constituyente, de qué manera ha afectado la pandemia a este proceso y como la lucha de los chilenos en Europa se enlaza con la lucha al interior nuestro país.

La lucha por los derechos derechos cívicos y políticos en Europa.

¿Cómo se conforma la red europea de chilenos por los derechos cívicos y políticos?

La red europea nace como una necesidad de unir las voces de los chilenos en Europa,  en el contexto de la lucha por la conquista del derecho a voto de los chilenos en el exterior, el año 2010.

¿Qué asociaciones integran esta red y en qué países tienen presencia?

Esta red está integrada por alrededor de 40 asociaciones activas en el continente europeo, que provienen de diferentes países, particularmente de: Noruega, Suecia, Inglaterra, Bélgica, Francia, Suiza, Rusia, España, Alemania, Austria e Italia. Es oportuno señalar que producto de  nuestra propia historia – que ya tiene 10 años – somos un interlocutor reconocido por las autoridades chilenas en el tema de los derechos cívicos y políticos de los chilenos del exterior y 3 de nuestros compañeros han cumplido funciones de representatividad ante el Consejo de la Sociedad Civil (COSOC) cuya función es fortalecer la participación ciudadana en la gestión de políticas públicas de forma consultiva, sin poder directo en el proceso de tomas de decisiones políticas.

¿Qué demandas e intereses agrupan a los chilenos en la organización?

Luchamos por el reconocimiento, por parte del Estado de Chile, de los derechos cívicos y políticos de los chilenos residentes en el exterior. Reivindicaciones que corresponden a nuestra propia realidad y que van desde: la rebaja del precio del pasaporte; reconocimiento de títulos; cierre de embajada y exigencia del ejercicio pleno del voto; derecho a voto para nuestra descendencia -nacida en el extranjero- hasta la 2da y 3ra generación a la cual se le reconoce la nacionalidad, pero no la ciudadanía.  Reivindicaciones transversales que atañen a todos los residentes chilenos en el extranjero. Pero también tenemos algunas más específicas que dicen relación con el retorno digno, la lucha contra la impunidad y con reparación y justicia para las víctimas de la dictadura, los exiliados y perseguidos políticos.

¿cuáles han sido los logros en la lucha por los derechos civiles y políticos durante estos años?

La principal conquista fue en el 2016: el derecho a voto acotado a presidenciales, primarias y plebiscitos y la rebaja del precio del pasaporte. Estamos conscientes que son pocas conquistas para tantos años de lucha, lo que demuestra que para el Estado chileno somos ciudadanos de 2da categoría, claramente discriminados.

El estallido social vivido en el exterior

¿Cómo impactaron las movilizaciones iniciadas el 18 de octubre a la comunidades chilenas y sus organizaciones en Europa?

El estallido social fue un momento de gran conmoción pues – desde nuestra postura de lucha y teniendo una relación diferente con la democracia y el respeto de los derechos humanos en el país que vivimos – nos costaba entender el letargo en el cual se encontraba sumido la gran mayoría de nuestros compatriotas. Fue casi una re edición de lo que fue la lucha contra la dictadura en el exterior a fines de los años 70 y durante los años 80, donde la superación de las diferencias políticas e ideológicas logró generar un gran movimiento de solidaridad internacional; hoy en día, el contexto es diferente pero tendríamos que ser capaces de lograrlo.

También fue un momento de esfuerzos unitarios con los nuevos referentes – grupos, colectivos o personas individuales – surgidos al calor del estallido social. En resumen, fue un momento intenso de mucho trabajo y organización, de mucha emoción y solidaridad.

Las movilizaciones en las ciudades de Europa han lograron hacer converger a distintas generaciones de chilenos y chilenas en el exterior ¿Qué impresión ha generado este encuentro?

Sin lugar a duda, no hay ningún pueblo que salga indemne después de vivir décadas bajo el modelo neo-liberal puro y duro como el que se ha aplicado en Chile desde 1973. Los jóvenes y los no tan jóvenes que se despertaron el 18-O poseen una cultura neo-liberal que también se refleja en el exterior y que vehicula anti valores como el individualismo, rechazo de la acción política y de todo lo que huela a postura ideológica. A nuestro juicio, esa es la expresión manifiesta del triunfo ideológico total del neo liberalismo, pues el apoliticismo y la desideologización son sus pilares de sustento y si no se supera esa dinámica, quiéralo o no, terminan favoreciendo su reproducción. Por otro lado, las prácticas sectarias que aún subsisten en militantes y grupos tampoco contribuyen a superar esta situación. Pensamos que se trata de potenciar y completar el accionar de los diferentes actores sociales. En ese sentido, saludamos las iniciativas de trabajar en asambleas locales y coordinaciones internacionales que unifican la convocatoria, otorgan visibilidad y aseguran un mejor impacto.

¿Qué percepción tienen del ciclo político que abre el estallido social y qué oportunidades presenta para el pueblo chileno, tanto en el exterior como en el territorio nacional?

El estallido social se da dentro de un contexto de efervescencia social mundial donde los sectores organizados resisten a la implementación de las políticas neo-liberales por parte de sus gobiernos respectivos. En ese sentido, el despertar chileno fue y sigue siendo muy significativo pues – como país piloto – está mostrando a los pueblos del mundo lo nefasto del modelo. Si bien no les indica el camino a seguir, si les indica el camino que no hay que seguir. Y también les indica que hacen muy bien con resistir al neo-liberalismo y que deben incrementar su organización y resistencia. Por otro lado, el estallido abre posibilidades para el forjamiento de su propio destino y la re-fundación de Chile mediante una Asamblea Constituyente plena y soberana. No obstante, para ello, se requiere lucidez, coordinación, unidad y organización.

¿Cómo han contribuido desde Europa a la lucha que despertó en octubre en las calles de Chile?

Fueron 5 meses de reactivación intensa, no había día que no hubiese una actividad en torno al despertar de Chile: actividades informativas y formativas hacia los europeos, chilenos y latinos que no entendían lo que ocurría en nuestro país pues influenciados por los medias mainstream, se creían el cuento que Chile era un modelo a seguir; actividades de denuncia contra la brutal represión desplegada por el gobierno; trabajo de lobby parlamentario y presión hacia las empresas que comercializan con Chile e importan sus productos; peñas solidarias y fiestas de recolección de fondos para ayudar a la resistencia de la primera línea y las víctimas de la represión gubernamental.  Sin lugar a duda, un gran momento de efervescencia y reactivación solidaria.

Evidentemente la lejanía es un obstáculos que  enfrentan los chilenos en el exterior a la hora de participar en los procesos políticos ¿a qué obstáculos en específico se enfrentan en los procesos eleccionarios futuros, como es el plebiscitos y la posible elección de representantes?

 El año 2016, tras una larga lucha – en la cual esta red fue protagonista de primera línea – se logró el derecho a voto para los chilenos del exterior acotado a primarias, presidenciales y plebiscitos. En el actual contexto, implica que podemos votar en el plebiscito de entrada y de salida, pero nada más. Es decir, lamentablemente, si no logramos revertir la tendencia, no estaremos representados en la instancia constituyente y vemos difícil que alguno de los constitucionales defienda nuestros intereses pues estamos tan lejos, aunque siempre tan cerca. Por otro lado, está el problema – y que no es menor – del trato negligente y discriminatorio que hemos recibido durante el proceso de cambio de domicilio: muchos de nuestros compatriotas no pudieron hacer efectivo este trámite pues la clave única no funcionó y tampoco pudieron hacerlo de forma presencial a causa del confinamiento y la pandemia.

Como Red consideramos que una de las tareas del Estado en democracia es generar las condiciones para que la ciudadanía pueda ejercer el derecho a voto,  independientemente del ejercicio concreto o no de éste. Según nuestro entender no hay disculpa posible pues en elecciones pasadas hemos constatado falencias y hemos propuesto soluciones tales como: contemplar el voto postal o por internet; el voto por procuración para las personas con problemas de movilidad; organizar mesas de votaciones en función de criterios geográficos y no de residencia pues existen lugares alejados de los consulados pero que están más cercano del país vecino; implementar un mecanismo simple de traslado temporal del sufragio (extremadamente protegido) etc. Estas medidas funcionan en los países en los cuales residimos; es decir, no estamos inventando nada nuevo, pero constatan la falta de voluntad democrática en nuestro país que por lo demás, está muy alejado de lo que en cualquier democracia – que se respeta – constituye la norma.


continuara…

Nota: Mientras se realizaba esta entrevista, la comunidad de chilenos y chilenas en el exterior ya activaba la movilización en solidaridad con el pueblo Mapuche.

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